jueves, 4 de agosto de 2011

Culto domingo 31 de julio

Predicación Cerro de las Rosas. Domingo 31 de julio.
7º de Pentecostés.


En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
  Sí, Padre, porque así te agradó.
  Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Mateo 11.25-.30


Con una nueva mirada sobre nuestros vínculos y aprendizajes.

Un texto escrito para nosotros, diríamos en este domingo. Un texto que en este tiempo nos invita, entre otras cosas, a reflexionar sobre el tiempo de descanso obligado que los padres, docentes y otros al menos, tenemos por el calendario escolar.
Siempre recuerdo el comentario de mi mujer hace años atrás que habíamos vuelto de vacaciones: “Ahora necesitamos dos días más de descanso en casa para recuperarnos de todo lo hecho”.
A lo cual siempre me quedo pensando que, si esto quizás nos suceda a varios al volver de nuestros descansos merecidos, cuánto más en la tarea de todos los días. Cuánto más cuando la rutina se torna pesada y densa para los sentidos que tenemos.

El texto en sí mismo, sigue estando dentro de este gran marco de comprensión que propone el evangelio de Mateo en estos capítulos que tienen que ver con las responsabilidades y situaciones que el “seguimiento” a Cristo van marcando. Un seguimiento con muchos sinsabores como varios de los discípulos ya podían presentir pero al mismo tiempo, con seguridades y certezas que el mismo caminar les iba dejando en sus vidas.

Quizás, aprovechando esta estructura de lo que Mateo escribe pensando en sus destinatarios, nos pueda ayudar a nosotros hoy día para repensar nuestras actividades diarias, nuestras prioridades y llevarnos, por qué no, algunas preguntas para seguir meditando y orando sobre las mismas.

Poder ver de un modo distinto (25-26). Quizás la primera duda que nos acomete en esta declaración gozosa de Jesús sea la idea que el Evangelio rechaza a sabios y entendidos y privilegia cierta actitud pueril de nuestro parte. La palabra con la que designa a los niños en el original habla literalmente de niños pequeños. También tiene cierto matiz peyorativo en donde podríamos hablar de ignorantes… termino similar se usa cuando se habla de las ovejas que no tienen pastor (9.36) y de los afligidos y agobiados (12.28). Es sin duda la elección del Padre algo que está su condición de Dios y que le da beneplácito.
Es la condición de cuidado y protección sobre aquellos que no la tienen, la preferencia del Señor en todo momento. Son ellos los primeros en ser atendidos y tomados en cuenta.
La pregunta que me hago recurrentemente es: ¿en qué me ayuda mi fe a poder ver lo que otros no quieren ver? ¿Priorizo los problemas y las contingencias de un modo distinto, o todos tienen el mismo valor? (la gente, un auto nuevo, el hambre, etc)

Poder vincularse de otro modo (27): luego de esta acción de gracias, Jesús revela su propia identidad y filiación divina con el Padre, haciendo ver de este modo que el reconocimiento del Hijo es siempre un don que procede del Padre.
La fe no solo permite ver de un modo distinto sino que genera un reconocimiento de vínculos que antes no teníamos; así como podemos decir que Cristo es “nuestro hermano mayor”, del mismo modo, la fe nos capacita para vivenciar hermandad con aquellos que reconocen al mismo Resucitado
Es interesante ver como en herramientas sociales masivas como el FB u otras, los adolescentes mayormente se adoptan entre sí con otros en vínculos de parentesco de todo tipo que se nos ocurra con toda naturalidad (primos, hermanos, tíos, etc.)

Por ende, bien vale preguntarnos si, ¿la vivencia de iglesia que tenemos con la práctica de oración y lectura de la Biblia, nos alcanza para vincularnos con el otro y otra de forma tal que por esa persona haría casi lo que hago por un hermano en la carne?
¿Es válido insistir con un vínculo más profundo en la fe con los que te acompañan o así como estamos basta y sobra?

Poder aprender de un modo nuevo (28-30): finalmente, en la vida como proceso de cambio que vivimos a diario, Jesús dice: “Aprendan de mi…” igual palabra en este caso usada para hablar de “discípulos” (en el original griego).
Poder ver de un modo distinto, poder vincularnos con otros y otras en otra profundidad es por un lado aprender de Jesús, por el otro, soportar nuevos yugos, nuevas cargas.
Quizás para nosotros hoy día, la “carga” o el “yugo” sean aspectos con tintes de opresión pero, lejos de esto, para la cultura semita, hay un peso que toda enseñanza conlleva en sí que debe ser soportado. Los discípulos de cada maestro se sometían a los pesos de esas enseñanzas. De hecho, toda enseñanza tiene un peso en nuestra vida que hay que poder llevar.
La pregunta para poder seguir rumiando en oración será: ¿Cuáles son los yugos que el Evangelio a puesto en tu vida que hacen que tu mirada y tus vínculos cambien en muchos sentidos? ¿Es preferible este yugo a otros?

Que el Señor pueda darte una nueva mirada cada día de aquello que va pasando; que tus vínculos y afectos sean una trama fuerte que te permita resistir y sostener lo cotidiano y que lo que vayas aprendiendo, sea una carga que afirme tu paso y fortalezca tu vida. Amén.

 

P. Leonardo D. Félix
Julio de 2011. Córdoba

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