4°
Domingo de Pascua – 11 de Mayo de 2014
Leer:
1 Pedro 2:19-25 – Juan 10:1-10.
En nuestra reflexión nos
detendremos sobre estos dos pasajes, que si bien tocan temas diferentes, nos
van a ayudar a pensar sobre quiénes y cómo deben servir en la Iglesia, sobre la
vida abundante que nos vino a traer (Juan), como así también, nuestra manera de
enfrentar las situaciones adversas (1 Pedro).
Para acercarnos al texto
del EvJn tenemos que ver qué sucede inmediatamente antes, esto nos va a ayudar
a conocer el contexto en el que Jesús puede haber pronunciado estas enseñanzas.
El evangelista presenta la sanación del ciego de nacimiento y todo el revuelo
que se arma por la misma, como así también, la referencia a los fariseos,
quienes por creer que “ven”, permanecen en pecado. De esta manera, el pasaje de
hoy tiene que ver con este episodio anterior, y puede ser la reflexión del
mismo Jesús sobre lo sucedido.
La primera parte del
texto (1:1-6) es lo que se llama una alegoría. Es decir, un relato que utiliza
escenas de la vida cotidiana, en la que los distintos personajes u objetos,
pueden ser identificados con otras personas. Es necesario mencionar que no se
trata de una parábola, porque en estas siempre suelen haber elementos
paradojales, cosas que resultan más asombrosas o sin sentido. El mensaje de la
parábola trabajará en la mayoría de los casos con esa paradoja. En el caso de
la alegoría, nuestro texto, es lo que se llama una presentación “termino a
término”. Tal personaje o elemento puede ser tal otro, y así sucesivamente.
Jesús afirma que hay
quien entra al redil por la puerta porque el portero le abre (el buen pastor),
pero hay quienes entran saltando por otra parte (ladrones). Se dice que al
pastor, las ovejas lo escuchan y las puede sacar del redil una por una, cada
una por su nombre. Una vez que las sacó, va delante de ellas guiándolas. Éstas
lo siguen porque conocen su voz.
Por el contrario, al que
entra saltando los muros, no lo van a seguir, sino que se escaparán de él,
porque no conocen su voz. Juan nos dice que “ellos no entendieron lo que les
quería decir”. Entonces Jesús se puso a explicarles la alegoría (10:7-10).
Jesús les dijo claramente
“yo soy la puerta de las ovejas” y los que vinieron antes de mí son los
ladrones y por eso las ovejas no los oyeron. Jesús insiste: yo soy la puerta,
el que por mí entre se salvará, entrará y saldrá y encontrará pastos (sustento
– vida - salvación). En cambio, los otros, los ladrones, vienen a robar, a
matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia.
Se desprende de la
explicación de Jesús que a él la gente lo escucha porque no es ladrón y porque
lo conocen. Es más, él también los conoce, tanto que puede llamarlos uno a uno
por su nombre. Él es el medio (la puerta) que hay que utilizar para llegar a la
salvación. El que escucha su voz y responde a su llamado, entra y sale, y puede
encontrar pastos (sustento – vida - salvación). Es más, puede acceder a una
vida abundante. Es decir una vida vivida con plenitud. Una vida plena en todos
los sentidos posibles e imaginables. De esta vida plena surge también la
promesa de la vida eterna.
- Es importante destacar que en medio
de tantas situaciones que vivimos como sociedad en las que no se defiende la
vida, lo que Jesús anuncia en este pasaje es que vino a traer vida en
abundancia.
-
En
medio de tantos y tantas que quieren limitar las vidas de sus semejantes, para
que terminen siendo iguales a ellos mismos, Jesús anuncia la bendición de poder
vivir plenamente la vida que Dios nos regala.
-
En
medio de tantos hermanos y hermanas creyentes, que debido a sus miedos y
prejuicios, condenan ciertas maneras de vivir, Jesús anuncia la bendición de
poder vivir plenamente la vida que Dios nos regala.
-
En
medio de tantos modelos enaltecidos e ideales construidos siguiendo cualquier
cosa, menos la Palabra de Dios, Jesús anuncia la bendición de poder vivir
plenamente la vida que Dios nos regala.
- En medio de tantas situaciones en las
que se denigra la vida de nuestros semejantes, por ser negros, por ser mujeres,
por ser obesos, por no estar “a la moda”, o por lo que sea, Jesús anuncia la
bendición de poder vivir plenamente la vida que Dios nos regala.
Jesús no se encarga de
aclarar quiénes son los ladrones que se trepan las paredes para robar, matar y
destruir. Este es un ejercicio que tenían que hacer sus oyentes y que tenemos
que hacer también nosotros el día de hoy. Algunos comentaristas creen que
podrían entrar aquí los falsos mesías que se levantaban regularmente en ese
tiempo. Por otro lado, el pasaje anterior (la sanación del ciego de nacimiento
y su enfrentamiento con los fariseos) nos ayuda a pensar de quiénes se puede
tratar también. Y en tercer lugar, la lista que acabamos de hacer de quienes
atentan, queriendo o sin querer, con la vida abundante que Jesús vino a traer.
En principio son personas
a las que Dios no ha enviado para eso, son personas que terminan sin cuidar ni
guiar a nadie, son personas que terminan –muchas veces- haciendo daño, o
incluso, causando destrucción y muerte. Son personas que no buscan ni quieren
que otros/as vivan sus vidas plenamente, como Jesús sí lo quiso y nos consta en
el Evangelio de hoy.
Respecto de la segunda
lectura (1 Pedro), podemos decir que a primera vista es un texto difícil. Es
difícil porque es muy probable que no nos guste lo que leemos. Repasemos qué
dice… En una lectura superficial Pedro pareciera decir: soporte cada uno lo que
le toque, porque más soportó Jesús. Es como que de alguna manera, Pedro
justificara situaciones de opresión, porque Jesús soportó mucho. Es por este
motivo que debemos hacer lecturas profundas y analizar los textos bíblicos
teniendo en cuenta el contexto total del Evangelio.
En la carta se hace
mención de, por lo menos, tres diferentes tipos de opresión y sufrimiento
injusto: el sufrimiento de los esclavos por sus amos (2:18), el sufrimiento de
las mujeres por sus maridos (3:1ss), y el sufrimiento del pueblo por sus
gobernantes (2:13ss).
Afirma el teólogo Samuel
Almada: “Estas tres situaciones reflejan condiciones concretas
del contexto social, político y cultural de la época, y dan pie para presentar
una ética de defensa frente al sufrimiento padecido injustamente; este es el
tema central de la sección y uno de los ejes principales de toda la epístola”.
Vale decir que nuestras
Biblias traducen la palabra griega járis por aprobación o aprobado en los vs. 19 y
20. Esta palabra significa literalmente “gracia”. Por lo tanto no es que
sufriendo injustamente encontramos la aprobación de Dios, donde pareciera que
Dios quiere que suframos, sino que en el sufrimiento injusto, el autor afirma
que recibimos la gracia de Dios. Es un detalle que cambia totalmente el sentido
del pasaje y de toda la carta. No vamos a recibir la gracia de Dios si nos
castigan porque hemos hecho algo malo, y el castigo es consecuencia de nuestros
actos. Pero sí vamos a recibir gracia de Dios, si sin hacer nada malo, nos
castigan injustamente. De esta manera, la carta da aliento, confianza y
esperanza a las personas o comunidades que estaban atravesando situaciones de
opresión e injusticia.
De esta manera, tenemos
que tener presente que Dios en Jesús vino para que tengamos vida abundante,
para que podamos vivir plenamente la vida que Dios nos regala, para que
confiemos en la promesa de la vida eterna. La carta de Pedro nos muestra,
justamente, la esperanza y la confianza que tenemos que tener cuando
enfrentamos situaciones difíciles o injustas. En esos momentos de dificultad y
de padecimiento recibimos la gracia de Dios.
Quiera Dios que podamos
disfrutar y vivir plenamente la vida que Jesús anuncia como regalo de Dios.
Quiera Dios también, que no cercenemos ni limitemos la vida que Dios les regala
a nuestro prójimo, causando destrucción y muerte, sino que seamos proclamadores
y facilitadores de la vida abundante. Por último, quiera Dios que si nos toca
atravesar momentos en donde nos sintamos sometidos o maltratados, podamos
recordar que esa no es la voluntad de Dios y que recibiremos la bendición revolucionaria
de su gracia. Que así sea, Amén.
P.
Maximiliano A. Heusser
Córdoba,
Argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario