viernes, 24 de marzo de 2017

¡Nunca Más!




Cada 24 de Marzo, Día Nacional de la Memoria, la Verdad y a Justicia, se instala la temática de Derechos Humanos y su vulneración en la última dictadura argentina.
Nuestra Iglesia Evangélica Metodista Argentina ha sido parte desde un primer momento de la Defensa de los Derechos Humanos. Como contó en tantas oportunidades Federico Pagura, al consultarle al entonces Obispo Carlos T. Gattinoni qué hacer con los refugiados chilenos que llegaban a la ciudad de Mendoza, éste le había dicho que siguiera ayudando a estos hermanos que necesitaban nuestra ayuda y solidaridad cristiana.
Fue así que en plena dictadura militar, nuestra Iglesia Metodista, y distintos hermanos laicos y laicas, participaron la de fundación de Organismos de Derechos Humanos, como lo son el MEDH (Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos) y la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos).
Al llegar la democracia, el Presidente Raúl Alfonsín decide conformar la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) solicitándole al Obispo Carlos T. Gattinoni, que formara parte de la misma. Esa Comisión, presidida por el escritor Ernesto Sábato, entregó el informe titulado con aquella paradigmática frase que perdura en las consignas hoy todavía presentes: “Nunca Más”.
Desde aquél entonces, el metodismo en Argentina, junto a otras Iglesias Protestantes del país, hemos sostenido este reclamo en la búsqueda de la vida digna y plena para todas las personas. De esta manera, hemos acompañado los juicios por delitos de lesa humanidad, en la búsqueda de procesos justos, que traigan paz y justicia, alejándonos de toda posición revanchista o vengativa.
Cada 24 de Marzo traemos a la memoria una realidad a la que no queremos volver: la disolución de la democracia, el avasallamiento de derechos, la falta de justicia, la desaparición de personas, la apropiación de bebés y la impunidad. Debemos recordar nuestro pasado para no volver a cometer los mismos errores, bregando por una sociedad madura que pueda ser protagonista de un mundo mejor, donde fluya como agua el derecho y la justicia como arroyo (Amós 5:24).


Maximiliano A. Heusser
Pastor
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