Cada 24 de
Marzo, Día Nacional de la Memoria, la Verdad y a Justicia, se instala la
temática de Derechos Humanos y su vulneración en la última dictadura argentina.
Nuestra Iglesia
Evangélica Metodista Argentina ha sido parte desde un primer momento de la
Defensa de los Derechos Humanos. Como contó en tantas oportunidades Federico
Pagura, al consultarle al entonces Obispo Carlos T. Gattinoni qué hacer con los
refugiados chilenos que llegaban a la ciudad de Mendoza, éste le había dicho
que siguiera ayudando a estos hermanos que necesitaban nuestra ayuda y
solidaridad cristiana.
Fue así que en
plena dictadura militar, nuestra Iglesia Metodista, y distintos hermanos laicos
y laicas, participaron la de fundación de Organismos de Derechos Humanos, como
lo son el MEDH (Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos) y la APDH
(Asamblea Permanente por los Derechos Humanos).
Al llegar la
democracia, el Presidente Raúl Alfonsín decide conformar la CONADEP (Comisión
Nacional sobre la Desaparición de Personas) solicitándole al Obispo Carlos T.
Gattinoni, que formara parte de la misma. Esa Comisión, presidida por el
escritor Ernesto Sábato, entregó el informe titulado con aquella paradigmática
frase que perdura en las consignas hoy todavía presentes: “Nunca Más”.
Desde aquél
entonces, el metodismo en Argentina, junto a otras Iglesias Protestantes del
país, hemos sostenido este reclamo en la búsqueda de la vida digna y plena para
todas las personas. De esta manera, hemos acompañado los juicios por delitos de
lesa humanidad, en la búsqueda de procesos justos, que traigan paz y justicia,
alejándonos de toda posición revanchista o vengativa.
Cada 24 de Marzo
traemos a la memoria una realidad a la que no queremos volver: la disolución de
la democracia, el avasallamiento de derechos, la falta de justicia, la
desaparición de personas, la apropiación de bebés y la impunidad. Debemos
recordar nuestro pasado para no volver a cometer los mismos errores, bregando
por una sociedad madura que pueda ser protagonista de un mundo mejor, donde
fluya como agua el derecho y la justicia como arroyo (Amós 5:24).
Maximiliano
A. Heusser
Pastor